martes, 23 de febrero de 2010

oferta y demanda = acusticazo

En los días en los que yo era un purrete, podía tocar con mi banda en ese momento llamada Guinea, en cualquier lugar. Un bar, un restaurante, una casa, un colegio o cualquier otro sucutrucho más o menos preparado para la ocasión. Y hasta nos llegaron a pagar en ocasiones.

Recuerdo que uno iba, hablaba con el dueño y si tenías un contacto o simplmente le gustaba tu música, en ese momento nuestro demo "demo-da"era furor en los teenagers, te hacía tocar un día. Vos llevabas la gente, no había entrada y la gente consumía. Al local le servía, a la banda le servía, al público le servía. Era una simple y natural salida de jueves o viernes por la noche en la que podías ir a ver tocar a tus amigos. Un trueque.

El que quería cenar cenaba, el que quería tomar una birra tomaba una birra, el que no quería consumir no consumía. Era bien tranquilo el asunto. Si llevabas gente que consumía el dueño del local te volvía a llamar y vos volvías a tocar.

Hoy ya no es así.

Y la cosa cambió por dos factores fundamentales.
1) Cromañon
2) Cantidad de bandas.

Lo de Cromañon ya es bastante conocido y no vale la pena ahondar en detalles acerca del asunto, pero básicamente luego de la tragedia las autoridades se dieron cuenta de que los lugares en los que hubiera un show musical debían estar preparados para recibir gente y por eso mismo cumplir con ciertas normas en caso de alguna emergencia. Entonces los lugares ante esa demanda obviamente prefirieron que no tocaran bandas y listo porque en la mayoría de los casos, había que hacer un desembolso de dinero bastante grande en medidas exigidas por el gobierno porteño.

Por otro lado (punto 2), hubo una proliferación en la cantidad de grupos que hacen música. Buenos Aires es una propulsora de grupos de gente que hace música. Todos saben tocar algo, todos hacen canciones, todos cantan y todos se lo quieren mostrar al mundo. Algunos quieren vivir de eso, otros solamente expresarse, otros divagan con lo que acarrea la situación de hacer un show y en fin; muchas otras cosas que no vienen al caso.

El asunto es que la ciudad necesita muchos lugares para que estos angelitos de Dios se expresen y algunos piolas se dieron cuenta. Entonces ahora pasa que los lugares que SI están preparados para hacer shows musicales le COBRAN a las bandas para tocar en esos lugares. Como si estuviéramos alquilando el ATENEO digamos. Ponen un sonido pedorro, una mini tarima que llaman escenario y un sonidista que está harto de escuchar música y te meten junto a 4 bandas más a tocar un martes a la noche, te dan media hora de show y te cobran $400 o $500. Entonces lo que generó la situación es que las bandas tenían que llevar gente para cubrir ese gasto. Entonces le dicen a la mamá, a su mejor amigo, al abuelo, y a todo aquel que conocen que por favor vayan a verlos Y PAGUEN LA ENTRADA para recuperar el gasto. HAsta acá nada del otro mundo, el tema es cuando la banda toca por 4a vez en el año. Toda la familia ya no va, los amigos van una de cada tres y la banda al final siempre termina perdiendo plata tratando de mostrarle su música a los familiares y amigos de otras bandas que sólo están ahí porque bancan a sus otros amigos, hijos, hermanas, etc y nada más. No porque les cabe escuchar música. Osea, es mentira eso de: vale la pena porque otro público nos escucha. La sensación es como si la gente estuviera saturada de música, como si ya no escucháramos.

Luego de ya varios años bajo esta modalidad y viendo que la pérdida de dinero era increíblemente constante, los grupos decidieron cambiar el rumbo. Entonces se abrieron los lugares alternativos. Otra vez me hago el viejo y digo, en mi época ese tipo de lugares estaba tipificado en "ANTIDOMINGO", una sala de ensayo con un mini living y un jardín con onda dónde tocaban bandas en formato acústico. Así que hoy pasa eso, las bandas que no quieren seguir perdiendo plata van a tocar a casas, terrazas, lugares que hacen "shows" o "eventos" generalmente de poca gente con cómida casera y bebida a la venta y tocan en formato acústico. Como son casas no se puede hacer mucho ruido y tampoco puede ir mucha gente. Pero es divertido.

Hoy hay que cambiar la bata por el cajón y el shaker, la eléctrica por la acústica y pandereta al pie, y aprender a cantar. Siempre queda lindo el acordeón, la armónica o el vibráfono. Es lindo el clima y el ambiente que se generan pero también extraño a la banda de rock. La extraño.